Hace un mes que mi madre murió tras dos años de haber sido diagnosticada de Alzheimer. Este blog es un homenaje cariñoso hacia ella, hacia los recuerdos familiares. También mi testamento vital, una forma de conjurar el miedo a la pérdida de la memoria.
domingo, 1 de mayo de 2011
LA AYALGA
La casa de tia Pépa era como un cuentode hadas: tareas que cumplir, obstáculos de librar y tesoros, muchos tesoros. El primero de ellos era la ropa de los arcones. Pero lo más importante ayudarla a vestir. Después cómo sortar las tablas y los ladrillos rotos para pasar a la cocina y al baño. Fregar con un cacharrión de agua y un trapo en vez de estropajo. La habitación de atrás, tan oscura que nunca llegué a ver. La prohibición de tocar nada de la cómoda. La ornacina con la virgen de cabellos naturales. El crucifijo sobre la cama de juerro. Y sobre todo las largas sesiones de peinado, antes de poner la saya, con un peinador sobre los hombros.
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