Salud mental: ¿la cuenta pendiente?
Durante los años 80 se puso en marcha en
España una reforma en la atención psiquiátrica. Esto trajo consigo una
transformación total en el sistema de atención a la salud mental. Se cerraron
los antiguos manicomios, donde se internaba a algunos enfermos mentales, y los
centros de Salud Mental, en coordinación con los centros de atención primaria y
los hospitales, pasaron a ser los ejes del nuevo sistema.
En Asturias la reforma llevó al cierre del
antiguo Hospital Psiquiátrico de Oviedo, en La Cadellada. Desde entonces
centros de salud, centros de día y comunidades terapéuticas han contribuido a
satisfacer las demandas de los enfermos mentales. Pero, periódicamente,
sucesos, como el protagonizado recientemente por un enfermo de Morcín, provocan
cierta alarma social, y ponen de relieve un debate sobre la asistencia
sanitaria a la Salud Mental en Asturias. Es inevitable hacerse una serie de
planteamientos. ¿Es preciso crear una red de alojamientos alternativa al
ingreso en los centros psiquiátricos tradicionales? ¿Reciben las familias de
los enfermos el apoyo necesario? ¿Se hallan los hospitales de día saturados al
crecer las afecciones consideradas como enfermedades mentales? ¿Hay suficientes
profesionales para atender a la gran demanda social?
Para ahondar un poco más en estas
cuestiones hemos planteado a profesionales y a asociaciones de afectados la
siguiente pregunta:
¿Es adecuada la atención que
se presta en Asturias a los enfermos
mentales?
José Fernández Díaz
Jefe del Area de la
Red de Centros de Salud Mental del Principado
"Aún tenemos necesidad de
desarrollar nuevos recursos"
Asturias ha sido una región que se ha
adelantado al resto de comunidades autónomas en el despliegue de una red
territorializada de servicios de salud mental. En este sentido, se sitúa sin
duda, entre las mejores. Por otro lado, en Asturias ya no hay un hospital
psiquiátrico, cosa que representa un avance muy importante.
Otra cosa es que, con o sin hospital psiquiátrico, y con una buena base de servicios especializados, sigamos teniendo necesidad de desarrollar nuevos recursos y programas asistenciales. Esto es tan cierto como lo anterior.
Otra cosa es que, con o sin hospital psiquiátrico, y con una buena base de servicios especializados, sigamos teniendo necesidad de desarrollar nuevos recursos y programas asistenciales. Esto es tan cierto como lo anterior.
"Diagnosticar bien y cuanto
antes"
En primer lugar, si alguna deuda histórica
tiene la sociedad asturiana con relación a la atención de la enfermedad mental
y sus consecuencias, es con las personas con problemas graves y prolongados,
generadores de incapacidad severa, y con sus familias.
Y me refiero a la sociedad asturiana porque no creo que éste sea un problema exclusivo del Servicio de Salud, y concierne a la sociedad en sentido amplio.
Éste es, a fecha de hoy, el reto más importante que tenemos por delante: recursos y programas para la protección social, la rehabilitación y la inclusión de las personas con enfermedad mental. En segundo término de prioridad, yo situaría la necesidad de mejorar los programas de atención infanto-juvenil. Tenemos cosas que hacer en los servicios de salud mental y también en colaboración con la pediatría, y con el Sistema Educativo. Diagnosticar bien y cuanto antes, discriminar la gravedad, desarrollar programas de mayor especificidad e intensidad terapéutica es, a mi modo de ver, especialmente trascendente.
Y me refiero a la sociedad asturiana porque no creo que éste sea un problema exclusivo del Servicio de Salud, y concierne a la sociedad en sentido amplio.
Éste es, a fecha de hoy, el reto más importante que tenemos por delante: recursos y programas para la protección social, la rehabilitación y la inclusión de las personas con enfermedad mental. En segundo término de prioridad, yo situaría la necesidad de mejorar los programas de atención infanto-juvenil. Tenemos cosas que hacer en los servicios de salud mental y también en colaboración con la pediatría, y con el Sistema Educativo. Diagnosticar bien y cuanto antes, discriminar la gravedad, desarrollar programas de mayor especificidad e intensidad terapéutica es, a mi modo de ver, especialmente trascendente.
"Mejorar la organización
asistencial e incrementar los recursos"
Hay dos aspectos que me parecen importantes y que
vienen determinados por la alta presión asistencial a que se ven sometidos los
Centros de Salud Mental. Me refiero, de una parte, a la necesidad de asegurar,
mediante programas y protocolos específicos, la atención a personas con
diagnósticos graves, como pueden ser algunas psicosis, neurosis graves,
trastorno bipolar, depresión... que pueden y deben ser tratadas en régimen
ambulatorio y que pueden verse perjudicadas por el exceso de demanda y la dificultad
de diferenciar espacios terapéuticos apropiados en los Centros de Salud Mental.
Por otra parte, el otro aspecto al que me refería son las patologías más
comunes que, junto con la medicalización de bastantes problemas de la vida
cotidiana, cierran ese círculo vicioso que resulta tan difícil de superar: a
más accesibilidad de atención especializada, mayor demanda; y a mayor demanda
asistencial, mayor presión sobre los recursos y menos capacidad de respuesta y
calidad. A esta última parte, entiendo que hay que responder en dos planos: a) mejorar la organización asistencial y adecuar -incrementar- la dotación de recursos, por ejemplo en psicología clínica, en los Centros de Salud Mental; y b) mejorar la capacidad de respuesta y la coordinación con la Atención Primaria.
Francisco José
Gutiérrez
Presidente de la
Asociación de Bipolares de Asturias
“Aquí sólo tenemos dos centros, el del Hospital de
Jove y el del Hospital General de Oviedo. Deberían ser espacios mayores y tener
algunas zonas verdes para que los pacientes puedan al menos salir a dar un
paseo. Cuando se produjo la reforma en el área de psiquiatría varios centros
cerraron y mucha gente se tuvo que quedar en casa, por ejemplo esquizofrénicos,
personas que posiblemente necesitarían una vigilancia mucho más estrecha. A
partir de entonces las familias se tuvieron que hacer cargo de todos los
cuidados. En cuanto a la atención sanitaria, creo que los protocolos de
actuación, cuando vienen derivados del médico de cabecera, están bien. La
mayoría de la gente que va a psiquiatría no tiene realmente un problema mental.
Quizás tengan un disgusto, una depresión, pero no una crisis derivada de una
enfermedad mental. Eso provoca que los centros estén muy saturados. Los
pacientes que en verdad tienen una enfermedad grave tienen que amoldarse a
estos protocolos y como consecuencia los plazos de revisión suelen ser bastante
largos".
José Vicente
Villaverde González
Presidente de la
Asociación de Amigos de la Jardinería y Hierbabuena.
“La gente que llega a la Asociación se queja
principalmente del trato que reciben en la sanidad pública, y no tanto de las
dotaciones, que las encuentran bien. Nos comentan que no se sienten bien
atendidos, que no se les escucha del todo. Tienen la impresión de que los
profesionales que hay en Salud Mental adolecen de un compromiso con el
paciente. Muchos pacientes se quejan de los efectos secundarios que tiene la
medicación que están tomando, lo que en algunos centros ha originado problemas
con los profesionales, mientras que al paciente no le queda otro recurso que
tramitar su queja a través de la Atención al Paciente y solicitar que le
cambien de médico. También hay escasez de profesionales, porque en algunos
centros hay un solo psicólogo para muchos pacientes. En otros, hay más psiquiatras
que psicólogos, y se cambian con frecuencia por lo que cuando empiezas a
conectar con uno ya te están cambiando con otro. Creo que falta un poco de
calor humano para que el paciente se sienta seguro y cómodo".
Nel Anxelu González
Presidente de AFESA
“En Asturias se ha avanzado muchísimo. Tenemos un gran
patrimonio en salud pública y es necesario dar una dotación económica que
permita afianzar todos los logros de la reforma psiquiátrica. Sin embargo,
tenemos una carencia grande, y es que no hay ningún recurso de alojamiento
permanente para estas personas. Y no me refiero a hacer una copia de lo que
eran los psiquiátricos, sino a buscar la manera de que estas personas estén
debidamente atendidas en un lugar adecuado. Por esta razón nuestra principal
reivindicación tiene que ver con los recursos de alojamiento.Por otro lado, los protocolos de atención en enfermedad mental para ingresos en crisis, tal y como están montados son muy escandalosos e innecesarios. El paciente, al no ser consciente de su enfermedad, deja de tomar la medicación y sufre una crisis. Y como prima el derecho a la libertad ante el derecho a la salud, se le achaca la responsabilidad a la voluntad de la persona enferma. Pienso que ésa es una actitud hipócrita. Nosotros los familiares tenemos varias iniciativas de atención, como el TAI (Tratamiento Ambulatorio Involuntario) que permite que una persona que, por virtud de su enfermedad, no es consciente del proceso en el que se encuentra pueda ser medicada de forma involuntaria. De esta manera se podrían evitar muchos de esos hechos luctuosos que generan alarma social". (Fusión Asturias. Febrero 2007)
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