NEL ÁNXELU GONZÁLEZ PRESIDENTE
DE LA ASOCIACIÓN DE FAMILIARES Y ENFERMOS MENTALES DE ASTURIAS (AFESA)
Mieres del Camino, Aitana CASTAÑO
Nel Ánxelu González
Zapico es presidente de la Asociación de Familiares y enfermos mentales de
Asturias (Afesa). También preside la federación nacional que engloba a los
colectivos similares de toda España. Mierense de nacimiento, González Zapico
insta a las instituciones a «tender una mano» para cambiar la situación de los
enfermos de salud mental y pide a la sociedad que «poco a poco se vaya quitando
el estigma hacia la enfermedad mental».
-¿Conocían el caso de
Rosa Pilar Á. L.? ¿Era socia de Afesa Caudal?
-No era socia. En
cualquier caso, lo que pasó es una tragedia, una catástrofe. Lo realmente
importante es poner encima de la mesa por qué se llega a este extremo, por qué
la gente no está bien atendida. Está claro que no es porque no funcionen los
recursos sanitarios, sino porque en nuestro país prima el derecho a la libertad
sobre el derecho a la salud. Y la enfermedad mental, sobre todo la grave, se
caracteriza por la falta de conciencia de la enfermedad que tiene el paciente,
porque ellos no saben o no quieren saber que están enfermos, no reconocen la
enfermedad y, en consecuencia, no se toman la mediación, y si no se medica, la
persona se descompensa.
-¿Se sienten respaldados
por la sociedad?
-Nosotros comprobamos que siempre que salimos en prensa es por un caso
de este tipo. Hay cantidad de personas que tienen una vida diaria casi heroica
y que consiguen llevar sus vidas de una forma bastante normalizada. Éste es un
tema que habría que resaltar de vez en cuando. La enfermedad acompaña a mucha
más gente. Eso no lo conseguiremos nunca, porque la sociedad lo rechaza. La
enfermedad mental y la persona que la padece tienen un estigma; la sociedad
está montada para triunfadores y para ricos, no para gente con problemas, y
menos para enfermos mentales. Por desgracia, ese gran estigma social pesa
también sobre la familia. Sólo hay que imaginarse a esta pobre mujer, víctima
por partida doble, que fue la protagonista del suceso: ¿qué va a ser de ella?,
porque la enfermedad mental no ocupa toda la vida de la persona, ella tendrá
momentos de lucidez y se morirá de pena porque se dará cuenta de lo que vivió.
Las agresiones de enfermos mentales generan una gran alarma social. ¿Y el
suicidio?, porque todos los días muchos enfermos mentales acaban con su vida, y
eso también es algo muy grave.
-¿Cómo se puede acabar
con la estigmatización social de los pacientes de salud mental?
-Contra el estigma social
no basta que las familias prestemos nuestro testimonio, debe ser también una
acción institucional, una mano tendida. La
enfermedad mental debe ser considerada como una enfermedad más; los enfermos no
son peligrosos, son gente como los demás, lo único que pasa es que tienen un
diagnóstico que los incapacita para ciertas cosas, pero nada más. Hay medios
médicos buenos y la gente puede tener vida normalizada. Otra cosa es que se
detecten carencias importantes en la infraestructura sanitaria; por ejemplo en
Mieres es prioritario que existan plazas de media estancia, una comunidad
terapéutica, y hay que poner en manos de los profesionales más recursos para
que puedan tener más soluciones. Mieres sólo tiene una unidad en Murias y un
hospital de día en el centro de salud.
-En Langreo existe una
unidad terapéutica de media estancia. ¿Los resultados son positivos?
-Significa que el
profesional tiene un lugar más. Después, mientras el enfermo está ingresado, la
familia descansa, sabe que siempre puede, en caso de emergencia, contar con
este recurso. Es algo que se debe buscar en Mieres, no digo como inmediato,
pero sí sentarse en una mesa, aprovechando la catarsis de este caso, y decir:
«Señores, qué necesitamos». Y la Administración debe demostrar que se avanza, poco
a poco, para cumplir las necesidades que tenemos.
-Uno de los debates que
surgió tras el parricidio de Mieres es la necesidad de contar con centros de
internamiento para enfermos mentales severos. ¿Qué opinión tienen desde Afesa?
-Nosotros pensamos que
no se debe encerrar a la gente; los psiquiátricos están superados ya y no se
debe volver a ellos, lo que se debe hacer es buscar los lugares adecuados para
que los enfermos mentales sean tratados de la forma adecuada, por los
profesionales adecuados y durante el tiempo adecuado. Es urgente y adecuado que la Administración asturiana mire la necesidad
de arbitrar, de buscar unidades de residencia permanente, porque hay mucha
gente que se queda en la calle o sin familia. Tiene que ser algo abierto,
no pensando en hacer un gueto; eso se acabó ya, estamos totalmente en contra de
que se piense, ni siquiera, en ello.
-¿La necesidad de buscar
alternativas para alojar enfermos mentales es un problema de Asturias o se
repite en otras comunidades autónomas?
-Es un problema general.
El Ministerio de Sanidad ha publicado las estrategias en materia de salud
mental. Desde la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y
Personas con Enfermedad Mental (Feafes) participamos en la discusión y creemos
que las decisiones que se han tomado deben ponerse en marcha. Igual que no hay
equidad de servicios y de atención entre las áreas sanitarias de Asturias, en
España también hay resultados desiguales. Hay logros diferentes en distintas
comunidades. Y eso ocurre porque las competencias en materia de sanidad se han
trasladado a las autonomías y la gente no tiene la misma mentalidad frente al
problema. La postura frente a la salud mental depende hasta de una ideología
política. Lo que está clarísimo es que, pase lo que pase, necesitamos atender a
las personas adecuadamente, donde haga falta y cuando haga falta.
-Más allá de las
estrategias sanitarias de las Administraciones, ¿qué se debe hacer con los
enfermos mentales que están en la calle?
-Hay casos. En Mieres
tenemos alguna persona que deambula por las calles y se deteriora a pasos
agigantados. En estos casos siempre nos preguntamos lo mismo. ¿Un Ayuntamiento
como el de Mieres no tiene capacidad para atender a una persona, sólo a una?
Creo que la situación de estas personas es sangrante. Precisamente se puede
hablar de algo que suscita mucha polémica. Feafes ha presentado una iniciativa
para reformar la ley Enjuiciamiento Civil mediante la cual podamos crear un
instrumento que permita la medicación involuntaria, cuando lo manda un médico y
lo ordena un juez. No sería una solución, pero sería un punto de partida
importantísimo, porque lograríamos que a una persona que por su enfermedad no
tiene conciencia se la obligue a medicarse.
-Volvamos al caso de
Mieres. La familia de la agresora ha lanzado una pregunta desesperada: ¿quién
va a cuidar ahora de ella?
-La situación es
trágica, y además es lícito, legítimo y lógico que la familia tenga miedo. La
mujer estará ingresada hasta que se normalice, los jueces dirán lo que tengan
que decir, pero, en cualquier caso, ¿qué hacemos con ella? ¿Tiene que ir al
centro penitenciario?, vale, y después, qué, ¿va a su casa? (Lne,
03 de septiembre de 2007)
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