Querida mamina:
Estudiando
en verano. Me apunté a un curso de verano sobre convivencia en centros y
sobreviví de milagro. La primera mañana fue de convivencia "en
acción", convivencia matadora para mi hernia discal y mi vértigo:
ejercicios de dinámica de grupo tan modernos que ya los utilizaban las monjas
en los años 80 y antes, Barbachey el hombre foca, cuando en los años 60 el
pobre hombre pasó por San Román.
Julio
llamazares, el escritor lleonés, en un llibru suyu ("Escenas de
cine..."), habla de Barbachey "el hombre foca" "que come y
duerme cuando le toca", diz que se mató, colgóse cuantayá d´ una encina
per un pueblu de Soria. Probín. Tamién actuó en L´Infiestu delantre l´estitutu
pa tolos rapacinos, algún de nos conociólu ellí.
En clase de
"Gestión de emociones" comprobé que tengo un autocontrol genial.
Primero nos ponemos en la piel de varios animales y hacemos el mono, el león...
(Aquello de la escuela de doña Blanca de "El colegio de Loyola es un
colegio famoso, Pachín, parara Pachín; donde van niños y niñas a aprender a
hacer el oso, Pachín..." Luego controlamos nuestros gestos: ejemplo,
tenemos que simular un funeral y nos damos el pésame (hice un papel perfecto,
hace tres meses pasé por la muerte de mi madre). En fin. Por fin nos ponemos en
los zapatos de algunas personas y aquí ya entre el dolor de espalda, hinchazón
de pies y el asombro me aparté a un lado. El ejercico consistía en poner...
¡cara de loco, mirada de loco y actuar como un loco furioso! ¿No se les podía
ocurrir algo mejor? Imitar a un gitano, un gay o un negro sería políticamente
incorrecto. Pero sobre los locos como no pesa ningún estigma ni nada...
Resultaba gracioso. Bueno... Personalizando, para mí momentos de tragar
amargura, tras diez años de cuidar de dos enfermos mentales.
Esto lo escribí a la vuelta del curso el lunes, me enfermé y el martes ya no pude ir.
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